Si en sus años de Tradu Panza le hubiéramos preguntado a Don Localizote por qué estudió Traducción e Interpretación, nos habría respondido sin dudarlo un momento: "Porque me gustan los idiomas". Respuesta vaga y simple donde las haya, aunque representa la base, naturalmente, de cualquier otra razón que se pueda esgrimir.
Tradu Panza, como los digimon, digievolucionó con el tiempo en Don Localizote, y también lo hizo la concepción que tenía sobre su profesión. Pasó de la "simple pasión por los idiomas" a encontrar, poco a poco, otras razones varias por las que se siente totalmente congratulado al haber estudiado lo que estudió. Esas razones, por supuesto, llegaron con el tiempo: un día descubrió una, al mes siguiente encontró otra... porque Trados no se construyó en un día.
Tiene Don Localizote, además, una extraña afición, que es la de pensar y filosofar, llenar su cabeza con miles de elucubraciones para después, la mayoría de las veces, no llegar a ningún sitio. Hoy me ha pedido, entre amigos, que plasme dichas elucubraciones en esta entrada, a lo cual no me he podido negar, pues tiene muy mal carácter y me azuza a Traducinante cuando no le hago el suficiente caso.
¿Qué es la localización de videojuegos? Se ha preguntado Don Localizote al levantarse esta mañana. Muchas cosas en una, diría yo, no es solo una ocupación que lo permite vivir a él y a tantos otros. Es algo necesario, vital, algo de lo que la sociedad actual no puede prescindir, pero dejemos que Don Localizote lo describa con sus propias palabras: Localizar es...
COMUNICAR
En un mundo globalizado como en el que vivimos necesitamos información y necesitamos estar conectados. Hemos llegado a un punto en el que estamos en nuestra casa pero también estamos en las de todos, más o menos como una divinidad. Con solo un clic podemos viajar a cualquier rincón de la Tierra, por escondido que esté... y todo esto es posible gracias a la localización. Al localizar se hace llegar un mensaje, un mensaje que siempre le será útil a alguien, un mensaje que jamás caerá en saco roto. Y en este sentido, eso es dejar una huella, es transmitir, es acercar, es comunicar en los dos significados que tiene esta palabra. Los localizadores como Don Localizote son, por así decirlo, emisores, medios y también, como habitantes de este globalizado mundo, receptores de otros mensajes, receptores de otros localizadores. Y todos estos mensajes, su base vital, llevan restos de la cultura origen: partículas de valores, brisas de principios. Nadie se conoce y todos nos conocemos, y todo eso gracias a unos cuantos como Don Localizote, que se encargan de que nuestros ratos de ocio también sirvan para acercarnos un poquito más los unos a los otros.
APRENDER
Cada día, mucho después del atardecer, Don Localizote se acurruca bajo las sábanas con la sensación de ser un poco más sabio: siempre ha aprendido cosas nuevas, siempre se ha enfrentado a retos nunca vistos antes. Hoy aprende partes de barcos, mañana estudiará distintas plantas cultivables, pasado le dará un repaso a un montón de armas medievales. Cada juego que pasa por sus manos es un mundo y cada mundo tiene algo que aportarle. Con ello, cada día que pasa crece, se desarrolla y prospera. La curiosidad de un localizador no termina nunca, devora información, absorbe datos. Son entendidos en todo y expertos en nada. La localización de videojuegos les permite picotear aquí y allá, redondeándose, perfeccionándose... en un círculo vicioso que, por suerte, no termina nunca.
COMPARTIR
Don Localizote es una persona y siente, piensa, vive. Y lo que ha sentido, pensado o vivido luego lo comparte. Lo pone al servicio del otro en cada palabra, cada referencia, cada elemento que localiza. No hay producto que toque que no lleve un trocito de su vida, porque la localización no se puede hacer con una máquina inerte de hacer localizaciones... y porque jamás podrá hacerse con una de ellas. Cada juego que cae en las garras de nuestro hidalgo se transforma en el juego que a él le gustaría jugar, con los personajes, ambiente y lenguaje de los que a Don Localizote le gustaría disfrutar. Y de eso hace partícipes a los demás, a tantas y tantas personas que reirán, se enfadarán y, por qué no, incluso llorarán al sumergirse en las palabras y vivencias que Don Localizote ha tenido a bien compartir con ellos.
CREAR
Este aspecto es, para Don Localizote, el núcleo de la localización de videojuegos. Localizar un videojuego no es reproducir, sino más bien recrear. Es diseñar en un idioma personajes, paisajes, un mundo... Es, en definitiva, dar vida. Hablamos de creación en el sentido más divino de la palabra, de comunicar, de aprender y compartir, y elaborar con ello un nuevo ente, independiente de su "original", que comenzará, a partir de su nacimiento, a tener vida propia y a caminar en otra dirección, o quizá en la misma, pero será la dirección que los nuevos usuarios le quieran dar y una dirección basada en lo que Don Localizote haya querido plasmar y cultivar. Ese juego será hijo de Don Localizote, y Don Localizote será su orgulloso padre.
Huelga decir que nuestro héroe no se arrepiente de haber decidido dedicarse a su profesión y que hacer lo que hace lo satisface día a día. Sin embargo, no toda esta pradera está llena de rosas, pues entre una y otra siempre aparecen espinas dispuestas a provocar la más mínima herida... pero, querido lector, de esas hablaremos en otro momento: ¡porque no todo son quejas en la vida de Don Localizote!
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