¡Riiiing, riiiing!
Don Localizote, con el ceño fruncido y la baba cayéndosele de la comisura del labio, alarga la mano y golpea con fuerza a su peor enemigo... ¡el despertador! Lentamente, va incorpórandose mientras intenta abrir los ojos, luchando contra el rayo que se está colando por la ventana y que lo ataca sin piedad alguna. ¡Qué delicia la hora del despertar!
Ya con las zapatillas puestas y cambiadas de pie, se tambalea con dificultad hacia la cocina para prepararse su cafelito matutino. Acto seguido, cual zombi recién salido de los laboratorios de Umbrella, deambula hasta su minidespacho y se deja caer sobre el sillón. Comienza un nuevo día de promoción y marketing a través de la amplia red que es Internet.
Un par de palabras clave en San Google y encuentra los resultados que busca. ¡Clientes! ¡Oh, sí! Comienza a abrir páginas mientras le da un sorbo a su café, ya medio frío, y un mordisco a la magdalena. Miles de migas caen sobre su teclado, pero él está demasiado adormilado como para prestarles atención y, lentamente, se van colando entre las rendijas que separan las teclas.
Ojea una página tras otra y, según lo hace, va decidiendo si sigue adelante con la presentación de sus servicios o no. En esto, se encuentra con una perfecta: buena presentación y muy adecuada para el perfil de Don Localizote. ¡Adelante! Se dice para sus adentros.
Empieza a recorrer un enlace tras otro, leyendo la información que considera importante y buscando, a su vez, el apartado en el que explican cómo se deben presentar los nuevos colaboradores. Un enlace, dos, tres, siete... Esa sección no está en ningún lado. Aumenta un 100% su atención y recorre cada apartado, en busca del ansiado enlace. Finalmente, cuando ya casi lo ha dado todo por perdido, abajo, en la esquina derecha, en letra de tamaño 3, lo ve: Freelance translators. Con una sonrisa de medio lado y un rápido movimiento del ratón, entra.
¡Oh, no! ¡Un formulario! ¡A estas horas de la mañana no! Resignado, da otro sorbo a su café, ahora sí, helado. Parece que su desayuno se ha acabado por hoy. No hay más remedio, hay que pasar por ello, así que se pone a rellenar.
Tratamiento, nombre, apellidos, dirección... Y eso solo es la primera página del formulario. Una vez lo ha rellenado todo, le da a continuar. Aparece la misma página con letras rojas al principio.
- Teléfono: formato erróneo.
- Móvil: formato erróneo.
- El campo "color de su ordenador" es obligatorio.
Vaya, habrá que resolverlo... Una vez hecho, le da de nuevo a continuar. Aparece la siguiente página: formación. En ella, ve un campo desplegable para seleccionar la universidad, dividido por países. Busca Spain y la encuentra, pero solo hay cinco opciones y no está la suya. ¡Su universidad no existe! Encuentra una opción que pone simplemente: Departamento de Filología. "Lo tomaremos como el campo por defecto...", piensa.
Le da a continuar. La misma página, en rojo: ¡ERROR!
- Introduzca su instituto.
- Introduzca su colegio.
- Introduzca su guardería.
- Introduzca sus notas medias.
¡Aaaaahhhh! ¡Qué horror! No va a terminar nunca... ¿Para qué quieren la nota media de su guardería? Diez minutos más tarde, ha terminado. Le da a continuar y aparece la siguiente página: especializaciones... ¡Con una lista interminable de posibilidades! Mmmmm... Tocará leer una por una... Media hora después, ha terminado y le da para pasar a la siguiente página: tarifas. Comienza a leer: introduzca las tarifas para cada especialización, la tarifa mínima, la tarifa para menos de diez palabras, por hora, por página, por línea, para cada par de lenguas... 20 minutos más tarde... ¡Hurra! ¡He terminado!
Pasa a la siguiente página... en la que tiene que adjuntar su curriculum vitae. ¡Qué poco le queda a Don Localizote! ¡Y además esta es la parte más fácil! Busca su curriculum lo adjunta y... ¡formato incorrecto! Solo se admiten archivos en formato bbco. ¡Qué narices es un bbco! Una hora más tarde, logra dar con el formato correcto y... emocionado, pulsa el botón de enviar...
SE HA PRODUCIDO UN ERROR EN EL ENVÍO. POR FAVOR, INTÉNTELO DE NUEVO.
Noooo... ¡Tres horas de reloj rellenando el formulario para nadaaaaa...!
¡Catapum! Don Localizote, con su gorro de dormir y el pijama de franela, se ve de morros en el suelo agitándose cual pez recién sacado del agua. Todo había sido un sueño, aún le quedaban un par de horas en la cama, así que aliviado, vuelve a acurrucarse entre las sábanas... pensando en lo que el destino le tiene guardado al día siguiente.